23 de enero de 2008

Cuando pensaba que todo sería siempre igual y que encontraría un lugar donde las calle no tendrían nombre




Hubo un tiempo en que nunca había prisas y pensaba que todo sería igual siempre. Hubo un tiempo en que además de crecer, aprendí qué crecer suponía elegir y renunciar. Hubo un tiempo en el que, de repente, me di cuenta de que ya nada era igual. A veces, lo recuerdo como un bing bang, otras como un desdoblamiento. Resulta entrañable cómo recordamos a ese yo del pasado, como a un hermano pequeño al que se ama incondicionalmente, maternalmente. Un otro yo al que siempre disculpamos, justificamos y añoramos. Este año cumplo veinticinco y admito que ya no me veo tan diferente.

La banda sonora de aquellos tiempos era esta canción, Where the streets have no name, del disco The Joshua Tree de U2.

No hay comentarios: