13 de octubre de 2005

Otro crimen contra la humanidad consentido

Me voy dos semanas a Cuba. Con la maleta llena de ilusión y de rabia. Ilusión por ir a contracorriente de la última tormenta tropical. La rabia porque se está cometiendo un crimen contra la humanidad de la que somos cómplices. Un genocidio de negros pobres por el que en unos años nos llevaremos las manos a la cabeza y lamentaremos haberlo dejado cometer. Sí, exactamente como con los Balcanes. Bárbaros, racistas, egoístas y criminales como en el Apartheid o el Holocausto. Repetimos: los inmigrantes negros y pobres son humanos con derechos. Me aterroriza el violento racismo de nuestra sociedad.

Los responsables de este crimen contra la humanidad nunca pagarán su delito. El dolor, la sangre, la desesperación, y la muerte de estas personas seguirán siendo considerados como el sino del nacido en el continente maldito.

Sólo pensemos un momento en el terror que hay en las miradas de estas personas.

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